Es en el propio centro intelectual del CAEM donde se fragua la base ideológica para el más audaz proyecto de modernización de las Fuerzas Armadas y equipamiento bélico, que Velasco llevaría a cabo. Una vez consolidado el gobierno, el entonces Comandante General del Ejército, Edgardo Mercado Jarrín - "un anti chileno elegante, de reputación intelectual, pero que vive para la revancha con Chile", según un diplomático chileno de esos años- elabora un plan que recibe la inmediata aprobación del Presidente.
Con un gasto militar que en la década alcanzaría, según el propio gobierno, a mil millones de dólares, pero que publicaciones especializadas estiman entre 2 mil y 4 mil millones de dólares, desde 1970 el Perú lideró la lista de los países compradores de armas en el continente.
En 1968 fue la primera nación en acceder a los mercados europeos en busca de aviones de combate altamente sofisticados. Dos años después se iniciaría una inquietante amistad, al abastecerse de material bélico en la Unión Soviética. Muy luego, Perú se convertiría en el primer cliente latinoamericano de Moscú.
Después del terremoto de mayo del 70, donde en el norte del Perú murieron 65 mil personas, Moscú, por primera vez en su historia, se integró a la ayuda humanitaria internacional, y envió tres helicópteros militares para ayudar a las labores de rescate. Estos les serían regalados a la Fuerza Aérea Peruana, y desde allí se iniciaría un estrecho lazo, qué a Lima le permitiría adquirir las sofisticadas armas que Estados Unidos le vedaba por sus tirantes relaciones, y por el deseo de mantener un equilibrio estratégico en la región.
Con préstamos soviéticos a largo plazo y de baja tasa de interés, Perú inició sus órdenes de compra en Moscú adquiriendo 200 tanques T54 y T55, los que a lo largo de la década llegaría a ser cerca de 400. Aviones de combate sofisticadísimos, artillería pesada, cañones antiaéreos equipados con radar y lanzacohetes, sistemas de misiles tierra-aire, bombarderos supersónicos y artillería pesada se irían acumulando año a ario en los regimientos peruanos. La Fuerza Aérea peruana obtendría un poder de fuego que la convertiría en una de las más poderosas del continente, superando en una relación de 2 a 1 a la chilena. Y muy luego, la hasta entonces débil Marina iniciaría un crecimiento explosivo —con adquisiciones en Europa— que la convertiría en una poderosa fuerza.
Sólo entre 1972 y 1973 el stock de armamento en el país casi se duplicaría. Según un estudio del cientista político chileno Emilio Meneses, el material bélico peruano subiría de US$ 388 millones en 1972 a US$ 604 millones en 1973.
En diciembre de 1974, la revista alemana Stern publicó un artículo donde sostenía que la "cantidad armas entregadas por Rusia a Perú, iguala aquella que fuera entregada por los soviéticos a Vietnam del Norte". Y citando un documento secreto en su poder, la revista agregaba: "la compra de armas por parte del Perú está dirigida contra Chile".
Para los militares chilenos, sin embargo, no se necesitaba ningún informe secreto para llegar a la misma conclusión: todas las compras de armas se habían ido acumulando en el sur del país, mirando a frontera con Chile. Si bien históricamente, la nación vecina había tenido mayor concentración de tropas desde Lima hacia el sur, y la guarnición de Arequipa era la más poderosa del país, el desplazamiento que estaba ocurriendo era más que alarmante.
En los primeros años de los 70 todas las unidades del sur peruano duplicaron su contingente. Batallones de infantería y artillería se desplazaron desde la región central hacia el sur. En el área de Arequipa-Tacna se organizaron dos nuevos batallones de tanques, cada uno con 50 unidades. Y se instalaron también poderosos cañones recién adquiridos. En 1970, la División de Tacna pasa a ser blindada, y queda al mando de un general en vez de un coronel. Cuando Chile apenas alcanza a reunir un general en Iquique hacia el norte, en el lado peruano ya había cinco”.
Con un gasto militar que en la década alcanzaría, según el propio gobierno, a mil millones de dólares, pero que publicaciones especializadas estiman entre 2 mil y 4 mil millones de dólares, desde 1970 el Perú lideró la lista de los países compradores de armas en el continente.
En 1968 fue la primera nación en acceder a los mercados europeos en busca de aviones de combate altamente sofisticados. Dos años después se iniciaría una inquietante amistad, al abastecerse de material bélico en la Unión Soviética. Muy luego, Perú se convertiría en el primer cliente latinoamericano de Moscú.
Después del terremoto de mayo del 70, donde en el norte del Perú murieron 65 mil personas, Moscú, por primera vez en su historia, se integró a la ayuda humanitaria internacional, y envió tres helicópteros militares para ayudar a las labores de rescate. Estos les serían regalados a la Fuerza Aérea Peruana, y desde allí se iniciaría un estrecho lazo, qué a Lima le permitiría adquirir las sofisticadas armas que Estados Unidos le vedaba por sus tirantes relaciones, y por el deseo de mantener un equilibrio estratégico en la región.
Con préstamos soviéticos a largo plazo y de baja tasa de interés, Perú inició sus órdenes de compra en Moscú adquiriendo 200 tanques T54 y T55, los que a lo largo de la década llegaría a ser cerca de 400. Aviones de combate sofisticadísimos, artillería pesada, cañones antiaéreos equipados con radar y lanzacohetes, sistemas de misiles tierra-aire, bombarderos supersónicos y artillería pesada se irían acumulando año a ario en los regimientos peruanos. La Fuerza Aérea peruana obtendría un poder de fuego que la convertiría en una de las más poderosas del continente, superando en una relación de 2 a 1 a la chilena. Y muy luego, la hasta entonces débil Marina iniciaría un crecimiento explosivo —con adquisiciones en Europa— que la convertiría en una poderosa fuerza.
Sólo entre 1972 y 1973 el stock de armamento en el país casi se duplicaría. Según un estudio del cientista político chileno Emilio Meneses, el material bélico peruano subiría de US$ 388 millones en 1972 a US$ 604 millones en 1973.
En diciembre de 1974, la revista alemana Stern publicó un artículo donde sostenía que la "cantidad armas entregadas por Rusia a Perú, iguala aquella que fuera entregada por los soviéticos a Vietnam del Norte". Y citando un documento secreto en su poder, la revista agregaba: "la compra de armas por parte del Perú está dirigida contra Chile".
Para los militares chilenos, sin embargo, no se necesitaba ningún informe secreto para llegar a la misma conclusión: todas las compras de armas se habían ido acumulando en el sur del país, mirando a frontera con Chile. Si bien históricamente, la nación vecina había tenido mayor concentración de tropas desde Lima hacia el sur, y la guarnición de Arequipa era la más poderosa del país, el desplazamiento que estaba ocurriendo era más que alarmante.
En los primeros años de los 70 todas las unidades del sur peruano duplicaron su contingente. Batallones de infantería y artillería se desplazaron desde la región central hacia el sur. En el área de Arequipa-Tacna se organizaron dos nuevos batallones de tanques, cada uno con 50 unidades. Y se instalaron también poderosos cañones recién adquiridos. En 1970, la División de Tacna pasa a ser blindada, y queda al mando de un general en vez de un coronel. Cuando Chile apenas alcanza a reunir un general en Iquique hacia el norte, en el lado peruano ya había cinco”.