Chile inició, entonces, mayor gasto de Defensa de las últimas dos décadas. A pesar de la difícil situación económica, el gasto militar saltó de un 3.3% del PGB en 1973 a un 5.3% en 1974. Al año siguiente se empinó al 5.7%. Una cifra definitivamente alta para los parámetros latinoamericanos. Ni siquiera en la crisis de 1978 con Argentina, cuando también estuvo al borde de una guerra. Chile volvería a gastar tanto en Defensa.
"Pero en ningún caso esas sumas fueron suficientes para cubrir las necesidades militares del país. Es una figura legal sin precedentes, el gobierno chileno autorizó en 1974 a que, paralelamente, las Fuerzas Armadas se endeudaran con el fisco para obtener más dinero fresco. Así, como un monto extra, que bordeaba los 100 millones de dólares y que aún no se termina de pagar, se incrementaron las arcas militares.
“Había comenzado la carrera armamentista con Perú. Durante los próximos años ambos países se armarían mirando al vecino: Perú adquiriría elementos ofensivos, mientras Chile se concentraría en las armas defensivas, como antiblindajes y antiaéreas. Pero, a diferencia del socio soviético del Perú, Chile tenía serios problemas para comprar armas. Se viajaba intensamente a Europa y, más que todo, se compraba a los innumerables traficantes internacionales, quienes, conociendo las dificultades chilenas, inundaban Santiago con sus caras ofertas, Sin control de calidad y pagos adelantados en bancos suizos o franceses, se adquirían armas que aunque a veces era 'chatarra', las necesitábamos con tanta urgencia, que todo servía".
"Pero en ningún caso esas sumas fueron suficientes para cubrir las necesidades militares del país. Es una figura legal sin precedentes, el gobierno chileno autorizó en 1974 a que, paralelamente, las Fuerzas Armadas se endeudaran con el fisco para obtener más dinero fresco. Así, como un monto extra, que bordeaba los 100 millones de dólares y que aún no se termina de pagar, se incrementaron las arcas militares.
“Había comenzado la carrera armamentista con Perú. Durante los próximos años ambos países se armarían mirando al vecino: Perú adquiriría elementos ofensivos, mientras Chile se concentraría en las armas defensivas, como antiblindajes y antiaéreas. Pero, a diferencia del socio soviético del Perú, Chile tenía serios problemas para comprar armas. Se viajaba intensamente a Europa y, más que todo, se compraba a los innumerables traficantes internacionales, quienes, conociendo las dificultades chilenas, inundaban Santiago con sus caras ofertas, Sin control de calidad y pagos adelantados en bancos suizos o franceses, se adquirían armas que aunque a veces era 'chatarra', las necesitábamos con tanta urgencia, que todo servía".