miércoles, 3 de junio de 2009

EL ARMAMENTISMO CHILENO - Revista 09/08/1993

Chile inició, entonces, mayor gasto de Defensa de las últimas dos décadas. A pesar de la difícil situación económi­ca, el gasto militar saltó de un 3.3% del PGB en 1973 a un 5.3% en 1974. Al año siguiente se empinó al 5.7%. Una cifra definitivamente alta para los parámetros latinoamericanos. Ni siquiera en la crisis de 1978 con Ar­gentina, cuando también estuvo al borde de una guerra. Chile volvería a gastar tanto en Defensa.

"Pero en ningún caso esas sumas fueron suficientes para cubrir las necesidades militares del país. Es una figura legal sin precedentes, el gobier­no chileno autorizó en 1974 a que, paralelamente, las Fuerzas Armadas se endeudaran con el fisco para obte­ner más dinero fresco. Así, como un monto extra, que bordeaba los 100 millones de dólares y que aún no se termina de pagar, se incrementaron las arcas militares.

“Había comenzado la carrera ar­mamentista con Perú. Durante los próximos años ambos países se ar­marían mirando al vecino: Perú ad­quiriría elementos ofensivos, mien­tras Chile se concentraría en las ar­mas defensivas, como antiblindajes y antiaéreas. Pero, a diferencia del so­cio soviético del Perú, Chile tenía serios problemas para comprar ar­mas. Se viajaba intensamente a Euro­pa y, más que todo, se compraba a los innumerables traficantes interna­cionales, quienes, conociendo las dificultades chilenas, inundaban San­tiago con sus caras ofertas, Sin con­trol de calidad y pagos adelantados en bancos suizos o franceses, se ad­quirían armas que aunque a veces era 'chatarra', las necesitábamos con tanta urgencia, que todo servía".