domingo, 28 de agosto de 2011

Casa Bazán

Valparaíso, Agosto 1 de 1879.

Distinguido señor:

Recibí su fina i estimada carta fechada a bordo del Huáscar en 2 de Junio del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted a acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, i tiene la jenerosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre la persona de mi Arturo, prendas para mí de un valor inestimable por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de familia, o consagradas por su martirio como la espada que lleva su adorado nombre.
Al proferir la palabra martirio no crea usted, señor, que sea mi intento de inculpar al jefe del Huáscar la muerte de mi esposo. Por el contrario, tengo la conciencia de que el distinguido jefe que, arrostrando el furor de innobles pasiones sobreescitadas por la guerra, tiene hoi el valor, cuando aun palpitan los recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo i de poner mui alto el nombre i la conducta de mi esposo en esa jornada, i que tiene aun el mas raro valor de desprenderse de un valioso trofeo poniendo en mis manos una espada que ha cobrado un precio extraordinario por el hecho mismo de no haber sido jamás rendida; un jefe semejante, un corazón tan noble, se habría, estoi cierta, interpuesto, a haberlo podido, entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio tan estéril para su patria como desastroso para mi corazón.
A este propósito, no puedo menos de espresar a usted que altamente consolador, en medio de las calamidades que originan la guerra, presenciar el grandioso despliegue de sentimientos magnánimos y luchas inmortales que hacen revivir en esta América las escenas y los hombres de la epopeya antigua.
Profundamente reconocida por la caballerosidad de su procedimiento hacia mi persona i por las nobles palabras con que se digna honrar la memoria de mi esposo, me ofrezco mui respetuosamente de usted i afma. S.S.

Carmela Carvajal de Prat.